sábado, 27 de diciembre de 2008

LECTURAS ARTÍCULOS Mª CARMEN GONZÁLEZ NIETO

Aquí dejo mis lecturas de los artículos del tema 1 "La influencia de la familia en el desarrollo de la musicalidad” y del tema 7 “La educación rítmica en el niño de Infantil” por si pueden ser útiles a la hora de ampliar conocimientos.

Un saludo


“LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO DE LA MUSICALIDAD”


Este artículo pone de manifiesto la enorme importancia que tiene en el desarrollo integral del niño un adecuado aprendizaje auditivo –musical, fortaleciendo y ampliando las capacidades cognitivas y, de manera muy especial, las afectivas. La música despierta la imaginación y la creatividad, mejora la atención y la concentración, desarrolla la capacidad de abstracción…para que haya una buena conexión de las diferentes habilidades y capacidades de los dos hemisferios cerebrales es muy recomendable la educación musical, que potencia el desarrollo de ambos. Desde bien pequeños, los niños responden de manera significativa a los estímulos sonoros que les rodean, y la comunicación que establecen los adultos con ellos (principalmente la madre), refleja modificaciones importantes en el registro y la entonación cargadas de afectividad, siendo estas variaciones cruciales en el desarrollo del lenguaje, la sensibilidad y la aptitud musical. Lo que anima al niño a inventar nuevas formas de comunicación es esa afectividad transmitida por los padres a la hora de relacionarse con él. La formación musical es un vehículo de lo más eficaz para despertar en el subconsciente del pequeño todas las motivaciones y valoraciones sensibles, estéticas, artísticas, físicas, emocionales e intelectuales con las que se manejará a lo largo de la vida. La música no es sino una forma de expresión que emplea el sonido como vía de comunicación, y el sonido es un elemento que rodea al niño desde su nacimiento. Los padres deben facilitar los elementos y situaciones que permitan al niño manipular, percibir y explorar ese fértil mundo que le impulsará a desarrollar la sensibilidad y la escucha, base principal en esta etapa de la experiencia musical. Es imprescindible dejar a su alcance objetos sonoros con los que inicie su comportamiento innato de exploración, fomentando esa actitud natural que le conduzca a la creación musical y a la interiorización de determinados conceptos sobre música que adquirirá mediante experiencias agradables con ella y que resultarán imprescindibles en la formación de la estructura musical. Al ser la música en estas edades fundamentalmente un ejercicio de expresión a través del manejo de materiales sonoros, se considera que el niño pasa del aprendizaje al pensamiento cuando consigue coordinar sus maniobras y determinar cómo llevar a cabo sus ensayos.
Para consolidar la percepción musical de los pequeños es necesario que escuchen, se muevan, canten, toquen algún instrumento y creen música. Para Willems, el aprendizaje musical es simultáneo al aprendizaje lingüístico, y sugiere actividades que incluyan la audición y el ritmo.
La percepción auditiva es un proceso fisiológico (oír), que precisa de un sistema orgánico activo, pero también es un proceso cognitivo (escuchar), que implica la voluntad de escoger el sonido o sonidos que nos interese escuchar en ese momento. Por tanto, el oído es el sentido básico en la experimentación musical. Para Teplov, en la percepción de la música intervienen factores auditivos y motores, puesto que considera el movimiento un elemento fundamental de la comprensión y el desarrollo musical. Ya que en la etapa infantil es donde se conforma la personalidad y donde se suceden una serie de logros con gran rapidez, es importante la labor de la familia y la escuela como facilitadora de las herramientas que posibiliten un adecuado y sólido desarrollo de las estructuras mentales.
El niño percibe la melodía y el ritmo del habla con gran intensidad, y parece ser que sus primeras ejercitaciones vocales van dirigidas más que nada a intentar reproducir esos rasgos. La respuesta del ser humano a los sonidos es patente desde el nacimiento, identificando determinados parámetros y mostrando reacciones como relajación, placer, movimientos corporales rítmicos, etc. Es fundamental para conseguir unas destrezas musicales el ambiente que rodea al niño, siendo la actitud familiar un factor decisivo en la inmersión y desarrollo de esas habilidades, que ya a partir de los tres años de edad se evidencian en la entonación, el registro, el interés y la participación en actividades musicales como el canto y la escucha. Los ejercicios más idóneos para promover en los críos el gusto y la creación musical se basan en la experimentación con el ritmo, el cuerpo y los instrumentos, reunidos todos en torno al juego y el movimiento.
Los primeros sonidos que oyen los niños son las voces de sus padres, colmadas de afectividad y palabras envueltas en un ritmo y melodía propias, por lo que lenguaje, ritmo y música son percibidas por el niño como un todo. La familia debe ser transmisora de unos usos musicales presentes en su cultura, a través de los cuales se adentrará en la representación y participación musical; está comprobado que los niños que han escuchado cantar habitualmente durante su primera infancia, demuestran mayores aptitudes musicales. El catálogo de recursos musicales que utilizan los padres frecuentemente, presentes sobre todo en los momentos más significativos de la vida del niño, poseen una enorme carga educativa que actúa tanto a nivel cognitivo como afectivo, trabajando principalmente a través de estos juegos el ritmo, el movimiento y el lenguaje.
En los primeros años es el ritmo la base principal de la escucha musical, lo que el niño percibe con más fuerza e impulsa al movimiento del cuerpo, que, más adelante, controlará de forma más consciente, ayudando a perfeccionar su coordinación motora y su conocimiento rítmico. Hay una serie de respuestas motrices sencillas, casi automáticas en el niño al interiorizar y sentir el ritmo, tales como caminar, palmear, saltar, correr…si acostumbramos al pequeño a familiarizarse con la música, el ritmo y el movimiento, a ejercitarse en un seguimiento activo de ellos de forma regular y metódica, sus posibilidades y habilidades musicales se acrecentarán de una manera muy notable. Por medio de la música se pueden modificar y orientar muchas conductas inapropiadas, sentar los pilares de un comportamiento autónomo, abierto, sensible y coherente, desarrollar multitud de capacidades cognitivas y emocionales, y, en fin, conformar una personalidad robusta y saludable.
Por experiencia, reconozco que una atmósfera familiar rica en estímulos musicales, favorece en gran medida a la hora de enfrentarse a situaciones que requieran poner en práctica elementos propios de ese lenguaje. Influye también en una mayor desinhibición y naturalidad al utilizar herramientas expresivas características de la música y en la adquisición de competencias comunicativas más amplias y variadas. Otro factor a tener en cuenta es el volumen de autoconocimiento que suministra, identificando sentimientos, pensamientos o emociones que surgen al interpretar o escuchar determinadas piezas; el sentido del ritmo también es más preciso, y el oído se acostumbra a diferenciar matices que podrían pasar desapercibidos. Otro elemento que se encuentra beneficiado por esa habituación al universo musical es, sin duda, la entonación, que suele ser más ajustada que en las personas que no han tenido desde pequeñas un contacto tan estrecho con ese entorno. Sin duda, el individuo viene al mundo con una serie de recursos exploratorios que le capacitan para descubrir infinidad de cosas. El papel de la familia, de los padres, es, ante todo, poner a su alcance los elementos adecuados para aquello, animar, participar, guiar, jugar y servir de referencia en todo el proceso necesario que origina el conocimiento.
A veces me he preguntado porqué se siente predilección por una determinada combinación de notas (o acordes), y si eso no tendrá que ver con alguna experiencia ocurrida en la infancia donde estuvieran presentes esos sonidos. Es habitual relacionar emociones, sensaciones, recuerdos o situaciones con ciertas melodías o parte de ellas, y la música, al menos en mi caso, es lo que despierta sentimientos más profundos, lo que conmueve más radicalmente la conciencia y lo que desencadena ideas, reflexiones y proyectos de manera ágil y fluida, instantánea, casi como si fuera la génesis de todos los procesos cognitivos, el motor que impulsa nuestros mecanismos más insondables, lo que equilibra y armoniza nuestro ser, tal como lo hace con el universo (según las antiguas creencias pitagóricas). Si en realidad la música de los hombres no es más que un eco de la música de las esferas (celestes), no es extraño que influya de manera tan decisiva en el estado de ánimo y en las creaciones humanas, y que el ritmo sea un elemento inherente a nuestro propio ser.
Ya afirmaba Nietzsche que la vida sin música sería un error, y el gran Aldous Huxley dijo que después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música.



Mª CARMEN GONZÁLEZ NIETO

2º EDUCACIÓN INFANTIL



“LA EDUCACIÓN RÍTMICA EN EL NIÑO DE INFANTIL”


Este escrito subraya la importancia de educar rítmicamente al niño desde la etapa infantil, porque gracias a este ejercicio se desarrolla notablemente el sentido del equilibrio, del orden, de la armonía y de la belleza. El ritmo es un elemento musical presente en toda la vida del ser humano, incluso en su etapa prenatal: el feto percibe los latidos y la respiración de su madre, siente esta cadencia constantemente, por lo que nace ya familiarizado con ese compás. Sin embargo, al no existir un ritmo igual a todos los individuos, el niño debe ir aprendiendo a coordinar y adecuar su ritmo peculiar al ritmo musical, desarrollando su percepción auditiva a través de la escucha y de actividades motrices. El ritmo ayuda considerablemente a perfeccionar y ampliar todo tipo de habilidades motoras, así como contribuye a la constitución del sistema nervioso y a la consolidación de la personalidad; permite conseguir un mayor control del cuerpo y utilizarlo como medio de expresión y comunicación, tan eficaz y válido como cualquier otro.
La representación del ritmo sigue un proceso evolutivo, respondiendo el niño de año y medio con todo su cuerpo y construyendo y afinando sus movimientos conforme crece. Gracias al ritmo musical, los muchachos pulen sus dibujos y escritura, haciendo trazos más seguros y equilibrados, favoreciendo la coordinación óculo manual y la flexibilidad y relajación de las maniobras musculares.
Los elementos rítmicos que deberían descubrir y trabajar los niños son el pulso, el acento y el compás. El primero se ejercita fácilmente apoyándonos en el ritmo natural del organismo humano (respiración, latir del corazón,…) o en objetos que produzcan un ritmo característico (relojes, intermitentes de coche, trino de pájaros, alarmas,…). El acento se trabaja con recitados o marcándolo claramente al caminar.
En esta etapa es necesario que el niño manipule instrumentos de percusión, ya que constituyen excelentes recursos para acompañar sus movimientos corporales, preparándose así para participar en ejecuciones rítmicas cada vez más complejas. Estos instrumentos pueden ser naturales (el propio cuerpo), o musicales, resultando muy interesante y motivadora la construcción de instrumentos a partir de materiales del entorno (botellas de plástico, envases de yogures, cajas, arroz, garbanzos,…)
Las posibilidades para trabajar el ritmo a través del cuerpo son muy variadas, ya que se puede hacer uso del movimiento, de los sonidos corporales, de la música de distintos géneros y multitud de objetos como aros, bolas, tablas,…el desarrollo del ritmo se inicia con la experimentación espontánea y propia de cada persona hasta que se llega a la percepción de un ritmo externo constante (pulso). El niño, mediante el movimiento, descubre y conoce su cuerpo, refuerza el tono, la postura y el equilibrio y desarrolla sus capacidades cognitivas.
Posteriormente a la ejercitación rítmica con juegos corporales y a la familiarización con los elementos rítmicos (pulso, acento y compás), los maestros pueden ofrecer otras alternativas a los niños como los patrones rítmicos, que consisten en la lectura o interpretación de símbolos pictóricos mediante la expresión corporal u oral, siendo estos símbolos conocidos y significativos para despertar el interés de éstos. Podemos representar los símbolos gráficos de los patrones rítmicos utilizando rotafolios, tarjetas o regletas. Los primeros, por su mayor tamaño, permiten al niño una mejor visualización. Las regletas constituyen un buen recurso didáctico, compuesto por un conjunto de tarjetas en madera o cartón, conteniendo cada regleta una línea de elementos que conforman los patrones rítmicos. La interpretación de la lectura de estas figuras puede ser corporal u oral, lo que suele animar bastante a la participación, como de hecho comprobé el año pasado en las prácticas. Desde un enfoque lúdico se pretende con este material practicar la concentración, la atención, la interpretación de símbolos pictóricos, la coordinación visomotriz, las habilidades visuales y auditivas, el silencio, el acento y la repetición, y fomentar la iniciativa y la participación, así como adquirir pautas de comportamiento social (guardar turno, mostrar respeto en la intervención de los compañeros, …).
Termino haciendo referencia aquí a una original observación del griego Dimitri Psonis, uno de los mejores percusionistas europeos (que, por cierto, tuve la suerte de ver en directo el año pasado en un precioso concierto junto a Ana Alcaide, donde utilizaban una gran variedad de instrumentos antiguos curiosísimos, muchos fabricados por ellos mismos), que afirma que la música ya tiene su propio ritmo, y que la función de la percusión no es dar ritmo, es dar color y hacerla más atractiva, más expresiva…



Mª CARMEN GONZÁLEZ NIETO

2º EDUCACIÓN INFANTIL




LA EDUCACIÓN RÍTMICA EN INFANTIL



Proporciona: Orden
Serenidad
Equilibrio

Desarrolla: Capacidades motrices

Favorece: La formación del sistema nervioso

Incluye: Educación auditiva
Educación motriz

Ayuda: A tomar conciencia de su esquema corporal
A controlar su cuerpo

Permite: Mayor agilidad psicológica

Afianza: La personalidad

Influye: En la preescritura
En el dibujo

Libera: Tensiones musculares

Utiliza: Instrumentos naturales (cuerpo)
Instrumentos musicales

Trabaja: El pulso,
El acento
El compás


Mª CARMEN GONZÁLEZ NIETO

2º EDUCACIÓN INFANTIL

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